LA MEMORIA Y LA CONCIENCIA: Solaris Andrei Tarkovsky

CICLO CIENCIA FICCIÓN Y REALIDAD

Proyección de Solaris (Andréi Tarkovsky 1972)

Presenta y modera: Carlos Caballero

Charla: Ramón López Domech


Solaris sería el primer film soviético de Ciencia Ficción y marcaría una notable diferencia con el tratamiento dado al género por el cine americano, gracias a la novela en la que se basa su guión, Solaris (1961) del gran narrador polaco Stanislaw Lem. La novela, también muy polémica, igual que la película eludía el factor espectacular y optaba por reflexionar sobre las cuestiones morales que plantea la conquista del Cosmos y el posible encuentro con otras formas de conciencia.

   Tarkovski contrató al guionista Friedrich Gorestein y le explicó los dos cambios esenciales que quería introducir en la adaptación. La acción no se desarrollaría íntegramente en el interior de la estación espacial, sino que el film se iniciaría con una larga secuencia en la Tierra, a la que el protagonista nunca regresaría, para reforzar toda la tragedia de la decisión.

   El segundo cambio era más radical. El eje del relato se desplazaría de las preguntas científicas y filosóficas, a la historia de Kris y Hari. Como era previsible Lem se resistió, pero una vez terminado el film, aceptó la evidencia de los aciertos de Tarkovski tanto en cuanto a la riqueza poética como narrativa de la obra.

   El proyecto estaba autorizado por Mosfilm desde 1968 pero el rodaje no se inició hasta 1971. La escenografía fue encargada a Mikhail Romadin, quien realizó un soberbio trabajo, solo comparable hasta ese momento al de Robert Cartwright para 2001: A Space Odyssey.

   Para la fotografía Tarkovski contó una vez más con la solvencia de Vadim Yusov. Escogió a un brillante grupo de actores encabezados por Natalia Bondarchuk y Donatas Banionis.

   Un crítico italiano acuñó un término afortunado para Solaris: si la película revolucionó el género de la Ciencia Ficción, fue por llevarlo al terreno de la “conciencia ficción”. La conciencia de sí y la espontaneidad moral del individuo devienen imágenes materiales en la proximidad de un planeta que es al mismo tiempo un ser consciente.

   Los espectadores soviéticos, en definitiva biznietos de aquellos que pronunciaban y escuchaban discursos sobre El Gran Inquisidor, se lanzaron a intensos debates sobre el sentido del film. Sin embargo en Occidente la cinta fue admitida sin más como una parábola sobre la vida extraterrestre sin profundizar en su sentido dostoyevskiano.

   Con esta película Tarkovski confirmó su talento más alla de cualquier crítica y finalmente las autoridades soviéticas permitieron la distribución de Andréi Rublev (1966) por todo el mundo, apenas un mes antes de que Solaris se estrenara en la URSS y se dispusiera a competir en Cannes.

Carlos Caballero

09/01/23